Centro Vidriero del Norte de Portugal

El Centro Vidriero del Norte de Portugal hunde sus raíces en la histórica tradición fabril de vidrio de la ciudad portuguesa de Oliveira de Azeméis. Tanto es así que, para dar justa idea de su importancia, y tras bucear muchos días en internet, me dispongo a relatar cuanto he averiguado de esta industria. En esta ocasión el lector tendrá que ser paciente porque la historia se remonta a muchos años atrás. Vamos allá.

No pasaron ni siquiera tres días desde la disolución de la sociedad Bustelo Abreu Fábrica de Cristales, Castro u Cía. para que lo que parecía un rumor se materializase: Francisco de Abreu e Sousa, de 45 años de edad, tras salir de esa empresa, se disponía a fundar una nueva fábrica de vidrio. En el transcurso de esos días, ya había comprado los terrenos adyacentes a la fábrica de vidrio del municipio, tal y como recoge un acta notarial fechada en diciembre de 1901.

La nueva fábrica de la ciudad se llamaría “Bohemia” y su planta fue levantada en tan poco tiempo que, si bien aún no funcionaban todas sus secciones, comenzó su producción de vidrio el 7 de agosto de 1902, a las 8 de la mañana.

Ya que los trabajadores de vidrio de diferentes especialidades no abundaban en el condado de Oliveira de Azeméis,  y que la mayor parte de los que existían estaban ligados por sus contratos al industrial Dr. Paulo José Ferreira de Almeida, Francisco de Sousa Abreu se vio obligado a recurrir a la contratación de sopladores de vidrio en Marinha, lugar donde tenía amistades muy influyentes que le proporcionaron contactos suficientes para contar con nuevos oficiales de cristalería, a los que sumaría los que trabajaban en la Fábrica de Vidrios Bustelo que no habían sido escogidos para suscribir un contrato con el Sr. Ferreira. De este modo, la fábrica de Abreu, nombre con el que se popularizó la “Bohemia”, se convertiría con el tiempo en una auténtica escuela de especialistas que pronto alcanzaron un elevadísimo nivel técnico y profesional.

Debido a la construcción y equipamiento de la “Bohemia”, Francisco de Abreu e Sousa pronto comenzó a tener dificultades para cumplir sus compromisos con los proveedores de maquinaria y de materias primas. Cuando la situación financiera empeoró y el fracaso era previsible, Francisco de Abreu abrió las puertas a tres socios capitalistas con los que, en base a un contrato de cinco años, constituyó una sociedad industrial y comercial bajo la denominación ya existente de la Planta de Vapor Crystaes y acristalamiento "Bohemia", hecho que aconteció en marzo de 1905. 

Cinco años después de la fecha de la constitución de esta sociedad se procedió a prorrogar el acuerdo con algunas variaciones que venían a consolidar el poder de Francisco de Abreu e Sousa en la empresa.

Superadas las dificultades financieras experimentadas y beneficiado por la precaria situación económica de su mayor competidora (Fábrica de Vidros de Bustelo Castro, Almeida & C.ª) que finalmente se vería obligada a cerrar sus puertas en 1914, la “Bohemia” pronto se vio saturada por los pedidos que recibía y que no podía satisfacer porque no disponía de suficiente capacidad de producción. Fue este el motivo de que la “Bohemia” se plantease alquilar la legendaria Fábrica de Vidros do Côvo, que se encontraba ya arrendada por 5 años, (desde 1912 a 1917), a la Empresa Vidreira Operária de Lisboa, paralizada y en liquidación. Dadas las óptimas relaciones existente entre el Sr. Sousa y los Condes de Côvos, propietarios de esta última, no hubo ninguna traba para realizar el traspaso de arrendamiento que incluía el permiso de poder extraer de la cantera Vermoim Ossela la piedra necesaria para la fabricación de vidrios sin inversión añadida,  así como el de poder usar el horno de calcinación y el molino de piedras para moler.

Si durante los años 1913 y 1914 la fábrica "Bohemia" llamó a los comerciantes de vidrio desde el norte del país y algunos de Lisboa, a principios de 1915, con la Constitución de la sociedad Santos, Braz y Almeida, Ld. º y el relanzamiento de la fábrica de Bustelo, los pedidos comenzaron a ser atendidos por dos fábricas. En los dos años siguientes, en Oliveira ya existían  cuatro fábricas de vidrio: la Fábrica de Bustelo, la “Bohemia”, Molino de Pereira y la Fábrica Central. Como consecuencia de la guerra librada entre ellas, la primera en sucumbir fue la fábrica de Pereira (1920), seguida de la de Bustelo (1922), mientras que la "Bohemia" había comenzado ya a experimentar en 1920 grandes dificultades financieras propias de una administración ostentosa y derrochadora. Esta situación llevó a sus miembros fundadores, en 1921, a traspasarla a la Compañía Vidreira de Portugal en el mismo acto notarial en la que ésta última fue constituida.

Ese mismo día se legalizó un contrato entre la Companhia Vidreira de Portugal y Francisco de Abreu e Sousa junto a su hijo, António de Abreu e Sousa Sobrinho, por el cual la nueva compañía contrataba a ambos para desempeñar los cargos de gerente y subgerente técnico, respectivamente de ésta fábrica y de la arrendada Fábrica do Côvo.

En marzo de 1923, Francisco de Abreu e Sousa compró las dependencias y terrenos de la  Fábrica de Vidrio de Bustelo, por lo que un mes después se procedió a la recesión de los contratos de padre e hijo firmados con la Companhia Vidreira de Portugal por infringir la cláusula que les impedía intervenir en cualquier sociedad dedicada al vidrio bajo sanción de 30.000 escudos, que fueron satisfechos por Abreu, parte en metálico y parte con sus acciones de la propia compañía.

Como consecuencia de la salida del experimentado Francisco de Abreu e Sousa de la Companhia Vidreira de Portugal, ésta comenzó a tener problemas por no encontrar un sustituto a su altura, que debía hacerse cargo de las Fábricas do Cercal y de las Fábricas "A Bohémia" y de Côvo. Para colmo de males, el propietario de de la Fábrica de Vidros do Côvo, siguiendo una actitud totalmente dictatorial e irracional propia de tiempos remotos, cerró el horno de la fábrica, manteniendo durante unos meses más las secciones de oficina, terminación, embalaje y expedición del vidrio almacenado.

En aquellos momentos, la Fábrica de Vidros do Côvo era la que mejores condiciones reunía en todo el Concejo de Oliveira de Azeméis  para una explotación rentable. La inagotable reserva de combustible proveniente de los innumerables pinos de la finca, el cuarzo de excelente calidad de su finca de de Vermoim de Ossela, y el molino hidráulico del caudaloso río Antuã permitía la producción a bajo coste, lo que le confería un conjunto de innegables ventajas sobre sus competidores.

Paralizada la Fábrica de Vidrio do Cercal y abandonada la Fábrica de Vidros do Côvo, la Companhia Vidreira de Portugal pasó a mantener en activo la única fábrica de todo el Consejo de Azeméis, la "Bohemia". Sin embargo, la Compañía ya había entrado en una fase descendente del negocio, por lo que tuvo que vender inmuebles y, en mayo de 1926, entregó las fábricas de Cercal y de la “Bohemia” a una sociedad constituida para ese efecto. La Compañía se vio obligada a hipotecar ambas fábricas a cambio de un crédito otorgado por el Banco Aliança de Oporto. En enero de 1926 fue suscrita otra hipoteca sobre esas mismas fábricas. Sólo tres meses después, dada la delicada situación financiera, el Consejo de Administración decidió vender sus fábricas de Cercal, de Pereira y la "Bohemia". Las fábricas fueron compradas por el Gerente técnico de la “Bohemia”, su amigo Antonio de Bastos y el adinerado  José Dias de Carvalho, se ponía la semilla del Centro Vidreiro do Norte de Portugal.

En junio de ese mismo año la Companhia Vidreira de Portugal tuvo que recurrir a formalizar un nuevo préstamo, esta vez con un comerciante de Oporto. Un mes después, el mismo comerciante concedió otro préstamo a la Compañía, que tuvo que hipotecar sus fábricas de Campanha y Amora.

Cuando la nueva sociedad oliverense, la ya denominada Centro Vidreiro do Norte de Portugal,  tomó posesión de las tres fábricas adquiridas a la Companhia Vidreira de Portugal, también la “Bohemia” se encontraba paralizada desde hacía más de tres meses por una gran avería en su horno que, posiblemente, no podía ser reparado por motivos económicos. No fue hasta junio de 1926 que la fábrica volvió a ponerse en marcha, resultando una sensacional noticia para la economía de la zona y de sus trabajadores, que llevaban tiempo sin cobrar.

La hemeroteca recordaba que la nueva compañía, que dinamizaría el trabajo del lugar, surgía por los avatares sufridos por la “Bohemia”, fundada por Francisco de Abreu e Sousa, y “Progresso”, creada por Augusto de Oliveira Guerra, ambas vendidas en su momento a la Companhia Vidreira de Portugal, que durante algunos años las explotó vendiéndolas ahora a la nueva Sociedad. Los halagos a Augusto de Oliveira Guerra (quien fuese Gerente Técnico de la “Bohemia”), a quien se consideraba uno de los mejores técnicos vidrieros del momento, hecho a sí mismo escalando puestos desde su entrada en la profesión como aprendiz, y a António de Bastos Nunes, conocido ex-comerciante que volvía a la industria con este proyecto tras haber pasado por la fábrica de Côvo, fueron innumerables.

Aprovechadas las condiciones favorables para la fábrica (las otras tres fábricas del Concejo, Côvo, Bustelo y Nª Sra. de La-Salette, estaban cerradas), la austera política económica impuesta en la empresa y la gran experiencia de los dos socios más veteranos llevó a la fábrica a alcanzar un rápido éxito. Sin embargo, ni siquiera esto impidió que el socio más joven, Ramiro Gomes da Silva Mateiro, de 23 años, solicitase la devolución de su cuota societaria aduciendo que tenía apalabrada la adquisición de la Fábrica de Vidrios de Bustelo, que sería reactivada tras la oficialización de la transacción. De nada sirvieron los expertos consejos de sus socios que les darían la razón tan sólo dos años después.

La impulsiva decisión de Ramiro dejó a la fábrica en peligro, por lo que los dos socios que quedaron pronto comprendieron que debían sumar un nuevo socio al proyecto, que tras arduas negociaciones fue el adinerado comerciante lisboeta Antonio Braz.

Para hacer frente a nuevos movimientos en la industria del cristal, la nueva sociedad se vio obligada a plantearse la apertura de una delegación en Oporto y otra en Lisboa pero, hasta que eso ocurriese, Augusto Guerra se dedicó a efectuar visitas a sus clientes para fidelizarlos y, al mismo tiempo, captar otros nuevos. Su substituto en el momento de sus ausencias no sería otro que el incombustible Francisco de Abreu e Sousa, por su dilatada experiencia en el sector y a pesar de su avanzada edad, quien desempeñaría su trabajo en esta compañía hasta sólo 6 meses antes de su fallecimiento a los 84 años de edad, acontecido el 9 de Octubre de 1940.

La Sociedad salió airosa de su lucha contra la reactivada fábrica de Bustelo por parte de su antiguo socio… y es que la experiencia es un grado y la fábrica la "Bohemia" consiguió un puesto preponderante en la industria vidriera nacional.

En febrero de 1934 fueron aprobados los Estatutos del Sindicato Nacional de los Vidrieros y Oficios Correlativos del Distrito de Aveiro. Un año antes, contraviniendo la ley, los trabajadores pidieron la homogeneización de los salarios de los de Maniha Grande con una huelga de brazos caídos. Primero paraban los trabajadores de Bustelo y un poco después los de la “Bohemia”, lo que llevó a un aumento de los salarios.

Durante los días de huelga, la pasividad de la Administración y la policía por motivos políticos, se registraron actitudes anónimas extremistas y revolucionarias tendentes exclusivamente a operar un profundo cambio en los dirigentes del Centro Vidreiro do Norte de Portugal, olvidando lo que éstos, durante muchos años trabajadores como ellos, habían sufrido y luchado a lo largo de sus carreras profesionales. Todo esto desanimó a Augusto de Oliveira Guerra, quien, en contra de la voluntad de sus socios, decidió dejar la empresa que fundó en 1926 y cedió sus acciones a su amigo Alípio das Neves Morais Matias, industrial del vidrio de Marinha Grande, quien intervino en la transacción de la cuota a favor del banquero José Emilío Raposo Magalhaes.

Con la salida de Augusto de Oliveira llegó, como gerente del Centro Vidriero, que mantenía entonces activas las fábricas de Bustelo y la “Bohemia”, Alípio Morais, acompañado de su auxiliar,  António de Sousa Magalhães, hijo bastardo de José Emílio Raposo Magalhães, quien estaría envuelto en la salida de la sociedad de Antonio de Bastos Nunes. Una vez fuera Bastos, su cuota de participación pasó a José Emilío Raposo, quedando entonces la empresa en manos de José Emílio Raposo Magalhaes, su hijo no reconocido, Antonio y Antonio Braz.

Sin embargo, dos años después, probablemente porque los resultados financieros no se ajustaron a las expectativas del banquero, contactó con su societario Antonio Braz y le propuso la cesión de las acciones que tanto él como su hijo poseían. Antonio Braz le propuso, a su vez, a su ex – socio, Augusto Guerra, que se asociase con él para adquirir las cuotas. De este modo, ambos socios, con el cargo de gerentes, volvieron a tener el control de la Compañía Vidriera del Norte de Portugal, estableciéndose también que, en caso de fallecimiento de alguno de ellos, sus acciones pasarían a sus herederos.

De este modo, Antonio Braz dirigía los sectores económico-comerciales y Augusto de Oliveria, los técnicos sociales, lo que le obligaba a viajar frecuentemente. Fue precisamente durante una de esas salidas cuando Oliveira cuando sufrió una hemorragia cerebral como consecuencia de la cual falleció el 28 de noviembre de 1937. Los cuatro hijos que éste tuvo con su ex mujer, (un hijo y tres hijas), se enzarzaron en ese momento en una disputa por las acciones de su padre.

Su hijo, Joaquim, ante la posición irreductible del portavoz de sus tres hermanas, tuvo que desistir de su pretensión de acaparar lo tocante a esta herencia. Así, la cuota de Braz pasó a sus hijas quienes, alterando algunos artículos del pacto social del Centro Vidriero del Norte de Portugal, obtuvieron poderes para nombrar a quien las representase como gerente en paralelo con el socio superviviente. Éstas eligieron a José María Aurélio Garrido y Garrido, marido de una de ellas y natural de España.

Finalmente, Antonio Braz terminó vendiendo su participación a las tres hermanas y, al poco tiempo, y como consecuencia del matrimonio, en régimen de bienes gananciales, de una de  las hermanas con Júlio Mateiro, éste pasó a ser copropietario del Centro y, más tarde, se le nombró, junto a su concuñado, gerente de la empresa.

En 1963, otra de las hermanas, recién casada, cedió su cuota, quedando la compañía, por vía matrimonial, en mano de los dos cuñados. Un año después, para cumplir la Ley que establecía que las sociedades anónimas debían estar al menos constituidas por diez asociados, fue suscrita una escritura de división y cesión de cuotas. Ambos gerentes dividieron en cinco más sus cuotas, por lo que pasaron a formar parte de la sociedad, Maria Emília de Menezes Braz Garrido (una de las hermanas), Joaquim Iglezias Gonçalves y Maria Lealdina Pereira de Pinho Henriques (funcionarios de  la empresa), el Dr. Manuel Pereira Ferreira Pinto (abogado), Catolino Dias Pinto y Joaquim da Silva Lêdo (cuñados de Júlio Mateiro y funcionarios de la sociedad), Maria de Lourdes Braz Garrido Narciso (única hija de Júlio Mateiro) y José de Matos Craveiro Narciso (yerno del Sr. Mateiro).

Cumplido este trámite, el capital social de la empresa se elevó de 3 a 9 millones de escudos, representados en 9.000 acciones de valor nominal de mil escudos cada una. En 1968, el capital social de la sociedad se incrementó notablemente, alcanzando los 30 millones de escudos, por incorporación de los fondos de reservas, representados en 30.000 acciones de 1.000 escudos cada una. Tanto Júlio Gomes da Silva Mateiro como José Maria Aurélio Garrido y Garrido siguieron siendo los máximos accionistas.

El Centro Vidreiro do Norte de Portugal fue sobreviviendo con sus métodos tradicionales de fabricación y transformación del vidrio hasta que se vio obligado a cerrar sus puertas definitivamente en el año 1993 por no poder competir con aquellas fábricas que empleaban métodos más modernos de producción. Hoy apenas quedan algunas ruinas de la Compañía, incluidas las oficinas y la cantina, así como parte de la guardería.

Para salvaguardar la memoria de la industria vidriera de Oliveira de Azeméis, el 23 de Abril de 2007, se creó un Museo del Vidrio en el Parque de Nossa Senhora de La-Salette en el que se pueden admirar piezas fabricadas con los métodos tradicionales y con herramientas provenientes del extinto Centro Vidriero. Esta empresa era famosa por sus diseños propios de formas peculiares, algunas de las cuales se conservan en la colección privada de los herederos de Evaristo da Silva Ferreira, uno de los diseñadores del Centro Vidriero.

Resumiendo la historia de esta mítica fábrica, que dio empleo y hogar a cientos de personas y formación a sus hijos en la guardería y colegio que incluía el complejo, podemos decir que se sintetiza en los siguientes hitos:

Podría decirse que uno de los orígenes más antiguos de la Compañía fue la Fábrica de Côvo (hace casi 500 años), primera fábrica de vidrio del Concejo de Oliveira de Azeméis o incluso de todo Portugal.

A esta fábrica le fueron sucediendo otras:

1897 a 1930 - Fábrica de Vidrios de Bustelo Abreu, Castro & C.ª, en Bustelo, pedanía de São Roque.

1916 a 1920 - Fábrica de Vidros Castro, Costa & C.ª Ld.ª, (más conocida por Fábrica de Vidrios de Pereira), en Pereira, pedanía de Santiago de Riba-Ul.

1917 a 1926 - Fábrica de Vidrios Progresso, Ld.ª, (también llamada Fábrica de Vidrios de Cereal), en Cereal, pedanía de Santiago de Riba-Ul.

1902 a 1926 - Fábrica a Vapor de Cristales y Vidrios la "Bohemia", en Lações de Cima.

1921 a 1924 - Fábrica de Vidrios Nuestra Señora de La-Salette, Ld.ª, en Bustelo, pedanía de São Roque.

1926 a 1993 - Centro Vidriero del Norte de Portugal, Lda.

1942 a 1953 - Sociedad Industrial Vidriera de Azeméis, Ld.ª, - Sival, (conocida como Fábrica de Botes de Vidrio), en Lações de Cima.

Todas estas fábricas fueron sucediéndose en el tiempo, gran parte de ellas fueron adquiridas por la Fábrica la “Bohemia", que dio lugar, en 1926 al Centro Vidriero del Norte de Portugal.

Durante la fase de mayor expansión del Centro Vidriero del Norte de Portugal, ésta fue responsable de la introducción de mecanismos muy innovadores como el de frascos para medicinas y perfumes o el estiramiento de tubo por sistema mecánico en 1947.

Una de las características que hacían especial al Centro Vidriero era la existencia, en el mismo local, de una fundición, donde se efectuaban los moldes para la fabricación de vidrio, así como las herramientas que utilizaban los operarios. De tal forma que, cuando la empresa cerró definitivamente sus puertas en el año 2000, muchos de sus empleados encontraron rápidamente empleo en las fábricas de moldes de la región, industria que se desenvuelve en paralelo a la vidriera.

Además, la autosuficiencia del Centro llegó a que se fabricasen también instrumentos de carpintería y embalajes de cartón y etiquetas para los frascos. Igualmente, asociado a la empresa, se construyó un barrio para sus trabajadores en 1950 en sus inmediaciones y una sala de maternidad.

Casi nada queda ya del Centro Vidriero. Más allá de los vestigios arquitectónicos, casi nada se conserva. Tanto los archivos como los catálogos han desaparecido y su museo sucumbió al proceso de insolvencia de la fábrica.


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Comentarios: 1
  • #1

    Ana Maria Pintado (martes, 10 enero 2017 08:32)

    Buenos dias, estoy interesada en saber si tienen a la venta productos de cristalerias , para mi nuevo negocio. Me gustaria que me dieran algun tipo de información. Un saludo, Ana.

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Sobre mí:

Curiosa por naturaleza, desde niña me embelesaron los ecos pasados que se me antojaban atrapados entre las paredes de los lugares abandonados que iba dejando atrás desde el coche de mi padre. Hoy, un poco más dueña de mis pasos, los dirijo allí para admirar la belleza oculta entre sus ruinas, inmortalizarla con mi cámara e indagar en la verdadera historia que, en otros tiempos, les dieron vida. Estos son mis locus amoenus ¿me acompañas?