Un Salón de Fiestas sin Música

Bajo la mítica (aunque cerrada) cueva de Calypso, aquella en la que Odiseo se refugió tras su naufragio, se alzan los restos de lo que creímos un restaurante, y bien situado, por cierto. Frente a él, excepcionales vistas de la hermosa bahía de Ramla Beach, con su arena roja y su verde vegetación circundante.

 

Habíamos oído hablar de él. Todo el mundo nos decía que se trataba de un antiguo hotel pero, una vez dentro, la ausencia de estancias suficientes que hiciesen las veces de dormitorios nos hizo desechar la idea y centrarnos en la conjetura de que se tratase de un restaurante abandonado. Una gran cocina y un salón panorámico lo suficientemente grande para albergar a decenas de comensales parecían apoyar nuestra hipótesis.

En su exterior, un hermoso patio rodeado por arcadas y presidido por una fuente, y en uno de sus laterales, lo que sospechamos una ampliación del lugar con dos alturas, probablemente destinado a vivienda de los propietarios o a pequeñísimo enclave hotelero de pocas habitaciones pero, según nos pareció, habitado durante poco tiempo.

Finalmente, buceando en Internet, llegué a la conclusión de que lo que visitamos fue realmente una sala de fiestas famosa por ser escenario de la celebración de muchos enlaces matrimoniales ¿Por qué se cerró cuando, claramente, se había ampliado recientemente? Parece que los mismos derrumbamientos que sepultaron la cueva de Calypso hicieron de las suyas en el suelo sobre el que se asienta esta construcción. Los terribles desniveles de la carretera que le proporcionaba un acceso dan muestra de la inestabilidad del terreno, casi podemos sentir cómo el edificio se desliza lentamente ladera abajo. Nuevamente, mi teoría de las tierras arcillosas haciendo de las suyas…

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Sobre mí:

Curiosa por naturaleza, desde niña me embelesaron los ecos pasados que se me antojaban atrapados entre las paredes de los lugares abandonados que iba dejando atrás desde el coche de mi padre. Hoy, un poco más dueña de mis pasos, los dirijo allí para admirar la belleza oculta entre sus ruinas, inmortalizarla con mi cámara e indagar en la verdadera historia que, en otros tiempos, les dieron vida. Estos son mis locus amoenus ¿me acompañas?