La Granja

Ya desde lejos apreciamos que el tejado se había venido abajo, ¿cómo era posible? recordaba perfectamente el buen estado de la estructura de ese ala de la granja y tampoco había pasado tanto tiempo desde mi última visita... Finalmente descubrí la triste causa del suceso: un incendio que había arrasado, además, la estancia en la que reposaba la enorme chimenea que, en su momento, hacía las veces de hogar. Mi estancia preferida reducida a polvo, escombros y cenizas.

 

Tuvimos que conformarnos con hacer unas cuantas fotos del exterior de uno de los edificios pero, a pesar de la decepción por el estado de la granja y aunque heladora, resultó una noche estupenda. Y es que la compañía es un añadido en esto de la fotografía.

 

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Sobre mí:

Curiosa por naturaleza, desde niña me embelesaron los ecos pasados que se me antojaban atrapados entre las paredes de los lugares abandonados que iba dejando atrás desde el coche de mi padre. Hoy, un poco más dueña de mis pasos, los dirijo allí para admirar la belleza oculta entre sus ruinas, inmortalizarla con mi cámara e indagar en la verdadera historia que, en otros tiempos, les dieron vida. Estos son mis locus amoenus ¿me acompañas?