Estación de Ferrocarril de Algodor II Noche

Siempre es un placer regresar a uno de mis locus amoenus preferidos. Si, además, la compañía es estupenda, llevamos  ropa de abrigo, bocadillos de tortilla de patata, algún refresco y el croar incesante de las ranas es el único sonido que rompe el silencio de la noche, ¿Qué más se puede pedir? Volver cuanto antes.

 

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Sobre mí:

Curiosa por naturaleza, desde niña me embelesaron los ecos pasados que se me antojaban atrapados entre las paredes de los lugares abandonados que iba dejando atrás desde el coche de mi padre. Hoy, un poco más dueña de mis pasos, los dirijo allí para admirar la belleza oculta entre sus ruinas, inmortalizarla con mi cámara e indagar en la verdadera historia que, en otros tiempos, les dieron vida. Estos son mis locus amoenus ¿me acompañas?