Un bloque de pisos atrapado en el tiempo

Paseábamos a última hora de la tarde después de un intenso día de visitas turísticas y de exploración de nuevos rincones cuando nos topamos con esta calle de gran desnivel hacia el mar.

 

Su desarrollo data de la Orden de St. John y, en un primer momento, fue conocida bajo el nombre de calle de La Fuente. Más tarde, durante la ocupación francesa del país, tomó el apelativo de Calle de los Derechos del Hombre y, finalmente, fue renombrada como Calle St. Christopher, misma denominación que recibe hoy. Se trata de una de las primeras vías de la ciudad histórica y el estado de conservación de gran parte de sus edificios es bastante lamentable. De hecho, se encuentran inmersos en un plan de rehabilitación, si bien la multitud de propietarios de los inmuebles, el desconocimiento de cuáles son éstos en muchos casos y los diferentes estado de degradación que encontramos, hacen de la puesta en práctica del plan un objetivo muy complicado de alcanzar.

 

Mientras fotografiaba las preciosas balconeras, medio caídas, de uno de estos bloques, una pareja con un bebé se acercó a nosotros. Resultaron ser los dueños del edificio (ignoro si por herencia o adquisición) y, ante nuestra estupefación, nos invitaron a atravesar todas las puertas de todos los pisos de ese portal y a fotografiar cómo el paso del tiempo se había detenido en algunas de sus estancias. Nos avisaron de que no había luz en el edificio y de que tuviésemos especial cuidado en la última planta y en la cubierta desde donde, por cierto, disfrutaríamos de unas impresionantes vistas de la concatedral de San Juan ¿Significaba eso que íbamos a poder recorrer la casa a nuestro libre albedrío? Así era y apenas éramos capaces de pronunciar palabra ávidos ya de internarnos en el portal antes de que los nuevos dueños cambiasen de opinión, así que sólo acertamos a preguntar quién era el antiguo propietario y su respuesta, una señora adinerada muy religiosa, no nos desveló gran información, aunque pudimos comprobar, en multitud de detalles, que estaban en lo cierto.

 

Tuvimos mucha suerte de toparnos con ellos y mucha más aún de que la cadena Fashion TV hubiese elegido esa localización para tomar algunas fotografías e imágenes con dos esbeltas modelos esa misma tarde. Éste era el motivo por el cual pudimos coincidir con los amables propietarios que, inmediatamente, nos abandonaron allí un poco sorprendidos de que, además de la cámara de fotos, llevásemos en nuestra mochila sendos frontales-linterna que nos permitieron realizar una visita más segura.

 

Y esto es parte de lo que pudimos ver allí dentro, entre el olor a cerrado y a humedad que profería a los escenarios aires de épocas pasadas.

 

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Comentarios: 2
  • #1

    Paqui (martes, 08 abril 2014 11:54)

    Impresionante artículo, menuda suerte encontrarse a los dueños en la misma puerta. Imagino que recorrer ese edificio, fue como retroceder en el tiempo 50 años. Gracias por saber mostrar con tus fotografías esos bonitos detalles.

    Por cierto, por el texto que acompaña las fotos, creo que el edificio está en la isla de Malta. ¿Es correcto? Tengo previsto ir en verano.

  • #2

    Helena (miércoles, 09 abril 2014 17:51)

    ¡¡¡Guauuu, qué suerte!!! es un sitio fantástico, ojalá pudiera visitarlo. Un sitio muy interesante y curioso.

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Sobre mí:

Curiosa por naturaleza, desde niña me embelesaron los ecos pasados que se me antojaban atrapados entre las paredes de los lugares abandonados que iba dejando atrás desde el coche de mi padre. Hoy, un poco más dueña de mis pasos, los dirijo allí para admirar la belleza oculta entre sus ruinas, inmortalizarla con mi cámara e indagar en la verdadera historia que, en otros tiempos, les dieron vida. Estos son mis locus amoenus ¿me acompañas?