Estación de FFCC y Poblado de Algodor

Habíamos atravesado tantas veces el puente que salva las vías de tren de Algodor que decidimos que no era cuestión de seguir posponiendo la visita a su magnífica estación de estilo neomudéjar, la misma que hasta noviembre de 2005 continuaba recibiendo y despidiendo a viajeros. Hoy, parte de la estación, propiedad de ADIF, se encuentra alquilada a un grupo de propietarios privados mientras que la planta baja continúa, durante las mañanas, albergando actividad ferroviaria. De igual modo, el fotogénico edificio ha sido escenario de la grabación de distintos spots publicitarios y del rodaje de algunas escenas de series y películas de producción nacional como “El Secreto de Puente Viejo”, “Amar en Tiempos Revueltos” o de la adaptación televisiva de la novela “El Tiempo entre Costuras”.

 

Cien años de servicio dan para muchas historias de idas y venidas, de trabajadores dormitando apoyados en las ventanillas del tren camino de Madrid, de turistas desembarcando en Toledo ávidos por conocer las maravillas de la ciudad de las tres culturas y, aunque ya nadie lo recuerde, Algodor, como atestiguan las trincheras que aún podemos localizar en sus inmediaciones, de sus batallas como línea de frente durante toda la Guerra Civil, desde que las fuerzas sublevadas tomasen el Alcázar y, posteriormente, dominasen la ciudad de Toledo.

 

Cuando en junio de 1858 se inauguró la línea ferroviaria entre Castillejo y Toledo, la estación de Algodor no era más que un pequeño edificio de viajeros que pronto se quedó insuficiente, sobre todo cuando en 1879 se añadió una nueva línea que, además de unir Madrid y Toledo, unía la capital del reino con Ciudad Real y Badajoz. Por este motivo, se construyó un nuevo edificio mayor que se mantuvo activo hasta 1898. Sin embargo no fue hasta 1926 cuando se construyó la estación que podemos contemplar en la actualidad.

 

Durante los años 30, poco antes de la contienda nacional, los ríos Algodor y Tajo sufrieron una de sus frecuentes crecidas en aquella época, hecho que, alcanzando el territorio que nos ocupa, perjudicó gravemente los sótanos de la estación y algunas instalaciones adyacentes. La crisis de la empresa M.Z.A, antecesora de RENFE, pasaba una mala situación económica, situación que cambió con la creación de los Comités de Explotación formados durante la Guerra Civil en la zona republicana. Y es que, siendo un enclave importantísimo para ambos bandos durante la contienda - lo cierto es que el legítimo Gobierno mantenía el control sobre el extremo norte del ferrocarril -  la República incrementó el personal adscrito al núcleo (que habría de habitar en vagones) y convirtió el recinto de la estación en un baluarte con varios nidos de ametralladoras. En un momento dado, incluso, el ejército republicano voló el puente sobre el río Tajo, infraestructura que, junto a otros desperfectos causados durante la contienda, se vieron obligados a reparar presos de guerra hasta mediada la década de los 40, época en la que el núcleo poblacional de Algodor se incrementó en más de un 1.000%, llegando a alcanzar los 384 habitantes.

 

Un importante golpe para esta estación fue la retirada de los trenes de vapor y, con ella, de la reserva de máquinas en 1975, y la suspensión del tramo Parla-Ciudad Real en 1988 en favor de la construcción la línea del AVE Madrid-Sevilla.

 

Desde la instauración de la estación de Algodor, a tan sólo 15 km de la ciudad de Toledo y a 25km de Aranjuez, se estableció en torno a ésta un núcleo poblacional ocupado por trabajadores ferroviarios y sus familias. Sin embargo, no fue realmente hasta 1924, con la aprobación del Estatuto Ferroviario por el que se dotaba a las compañías con fondos Estatales, el momento en el que este núcleo de viviendas se incrementó, construyéndose en 1927 la escuela (que cerró en 1975) y la iglesia del poblado. La situación fue cambiando para estos trabajadores que, hasta 1905, dormían en el vestíbulo de la estación de viajeros en situaciones insalubres y ya con la creación de RENFE, en 1941, la necesidad de acoger a la población de ferroviarios que atendían este núcleo, propició que a las viviendas de una planta y sin abastecimiento de agua potable existentes se sumasen cinco pabellones de dos plantas con abastecimiento de agua.

 

Actualmente, las 60 viviendas que se erigen junto a la estación de Algodor, gracias a los bajos alquileres que de sus instalaciones hace ADIF, se encuentran en su totalidad ocupadas por 35 familias, si bien en la mayor parte de los casos como viviendas de segunda residencia para trabajadores jubilados ferroviarios y empleados de RENFE. A excepción de la vivienda más imponente, la que fuese morada del Jefe de Reserva, que se encuentra en ruina inminente, el poblado sigue bullendo de vida, mientras que sus vías sólo se emplean para el escaso paso de convoyes hacia la central térmica de ACECA, para los talleres del AVE en Villaseca de la Sagra y para el transporte de material ferroviario. Pero de los 1.600 viajeros que pasaban por la estación en 2005, ya no queda ni rastro.

 

En nuestra visita pudimos conversar con un antiguo trabajador que, con gran emoción, nos contó éstas y otras muchas cosas, como que la estación contaba con 110 palancas, 70 para mover señales y 40 para cambiar de aguja, parte de las cuales se ubicaban en dos puentes de señales, el interior de uno de los cuales, el que aún podemos observar en la estación, se halla instalado en una réplica que de éste se ha construido en el Museo del Ferrocarril. Aún se pueden observar en Algodor los grifos que servían a los trenes de vapor y algunas señales de entrada y discos de maniobras. Así que, en definitiva, visitar y fotografiar la zona fue sin lugar a dudas una grata experiencia que nunca debimos demorar tanto en el tiempo. 

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Comentarios: 2
  • #1

    javi (lunes, 07 diciembre 2015 21:58)

    Buenas, me podrías decir si hay que pedir autorización o algo, o se puede entrar fácilmente? Me gustaría visitarlo, gran reportaje!! Y gracias

  • #2

    Locusamoenus (miércoles, 09 diciembre 2015 14:51)

    Buenas tardes, Javi. Yo he estado allí en varias ocasiones y nunca he tenido que pedir un permiso. Como siempre, hay que ser respetuoso, molestar lo mínimo posible y, si se tiene la suerte de encontrarse con una de las personas que habitan en ese poblado, abrir mucho las orejas porque seguro que tienen cosas muy interesantes que contarte. Permiso no es necesario, sentido común, sí, como de costumbre, así que te animo a visitarlo sin problemas, seguro que te gustará. Hay una casa que me tiene enamorada, por las fotos la reconocerás. Ya me contarás qué tal te ha ido. Saludos.

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Sobre mí:

Curiosa por naturaleza, desde niña me embelesaron los ecos pasados que se me antojaban atrapados entre las paredes de los lugares abandonados que iba dejando atrás desde el coche de mi padre. Hoy, un poco más dueña de mis pasos, los dirijo allí para admirar la belleza oculta entre sus ruinas, inmortalizarla con mi cámara e indagar en la verdadera historia que, en otros tiempos, les dieron vida. Estos son mis locus amoenus ¿me acompañas?