Sólo 19 años después de su fundación, fue declarada como Colonia Agrícola de Primera Clase y ya en 1925 contaba con una estación de ferrocarril propia (hoy desaparecida), una hospedería, ermita, un economato, estanque, administración de Correos y Telégrafos, numerosas viviendas para los trabajadores, un casinete, un teatro en el que actuó la flor y nata del espectáculo de la época y, como colofón arquitectónico, un precioso palacio modernista de 12 habitaciones para los Condes, con fachada blasonada con alegorías a la agricultura y la industria, que se empezó a construir en 1898 en estilo modernista. La construcción, hoy en estado de ruina inminente, tenía un patio central interior y, en el exterior, un jardín con esculturas de estilo clásico.
El esplendor de la colonia continuó hasta que las pasiones humanas entraron en juego. Parece que las desavenencias conyugales de los Vizcondes hicieron que la Vizcondesa pusiera sus ojos en el Conde y fuese correspondida por éste. La sociedad empresarial se disolvió y, con la marcha del Vizconde, los amantes quedaron a cargo de la colonia. El esplendor de la colonia duró algunos años más animando las noches de sus habitantes con música, apuestas y licor en el casinete. Sin embargo, pronto los celos entraron en escena motivados por los continuos devaneos amorosos del mujeriego Conde quien, durante un viaje a Barcelona, supo que la Vizcondesa estaba al tanto de sus infidelidades y, en venganza, había convertido el casinete en un burdel. Esta noticia propició el regreso inmediato del Conde que, seducido nuevamente por su amante y embriagado por el alcohol, apostó y perdió todo su dinero en el lupanar. Abatido, arruinado y ebrio, se dirigía a su palacio cuando tropezó y cayó de torso y cabeza dentro del agua del estanque que precedía al palacete, donde encontró la muerte por ahogamiento. Cuentan las leyendas que los espíritus de los protagonistas de estas historias aún rondan sus terrenos y, algunas noches, una extraña música de gramófono esparce sus notas con el viento.
Para ser justos, hay que añadir que, independientemente de estas historias pasionales, el declive de la Colonia se vio acelerada por la Guerra Civil. El estado de abandono de los edificios históricos es hoy muy patente pero se cuenta que un grupo de inversores británicos quieren llevar a cabo la rehabilitación de la zona y la construcción de una urbanización en sus alrededores. El tiempo dirá…
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