Derruidas pero no abandonadas

Se encuentran en uno de los lados de una carretera convencional, en un alto. Las recuerdo desde siempre y y desde siempre también las creí abandonadas por su cada vez más decadente estado de conservación. Pero me equivocaba, tras sus muros de adobe, sus puertas de madera desvencijadas, sus tejas levantadas y algunos de sus tejados completamente abatidos, aún hay vida.  

 

Paseábamos por la zona con nuestro perro dispuestos a hacer una primera incursión que nos revelase si merecía la pena realizar una segunda visita para tomar las pertinentes fotografías, cuando una patrulla de la Guardia Civil hizo su aparición en el lugar.

 

A diferencia de otras veces, en esta ocasión no habíamos vulnerado la orden escrita de ningún cartel de "prohibido el paso" asi que estábamos tranquilos, al fin y al cabo no estábamos cometiendo ninguna ilegalidade. Uno de los agentes nos saludó sin bajarse del coche y nos indicó que, a pesar de su descuidado aspecto, en aquella finca vivía gente. Presentamos nuestras disculpas pero no fueron aceptadas, no hizo falta, muy al contrario, en seguida nos informó de que podíamos pasear por allí libremente y que lo único que queria advertirnos es que los habitantes de aquel lugar podían tener comportamienos extraños si se sentían amenazados.

 

Nuestra intención nunca fue molestar ni asustar a nadie, así que abandonamos el lugar rápidamente con la pena de saber que había gente que, aferrándose a sus pertenencias de toda una vida, preferían que éstas se derrumbasen sobre sus cabezas antes de abandonarlas para siempre. O tal vez, aún peor, que la realidad actual no les deja otra opción...

 

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Sobre mí:

Curiosa por naturaleza, desde niña me embelesaron los ecos pasados que se me antojaban atrapados entre las paredes de los lugares abandonados que iba dejando atrás desde el coche de mi padre. Hoy, un poco más dueña de mis pasos, los dirijo allí para admirar la belleza oculta entre sus ruinas, inmortalizarla con mi cámara e indagar en la verdadera historia que, en otros tiempos, les dieron vida. Estos son mis locus amoenus ¿me acompañas?